viernes, 3 de enero de 2014

¿Lo de Sacyr Vallehermoso en Panamá? Bah, unos "modificados" de nada.


¿POR QUÉ SE PONDRÁN ASÍ POR UNOS "MODIFICADOS" DE NADA? 

Está siendo el terremoto económico con el que se están llenando las primeras páginas, tanto de la prensa económica como de la generalista, se abren informativos con la noticia, a la vez que las acciones de la mercantil se desploman en Bolsa e incluso se alzan voces en el sentido de que se está poniendo en grave peligro la Marca España (como si no estuviese ya suficientemente maltratada y en entredicho por los casos y personajes que están en las mentes de todos).

El penúltimo acto, hasta ahora, de este sainete es que el propio Presidente de Panamá, D. Ricardo Martinelli (nada que ver con los zapatos) coge, agarra, va, se pone estupendo (y bravo) y amenaza con viajar hasta nuestro país para exigir al Gobierno español que Sacyr cumpla lo prometido y se deje de "cuentitos" (según informa El Economista en su edición de hoy). Desde nuestro país proseguirá viaje, dice, hasta Italia, para hacer lo propio en relación a Impregilo, la constructora italiana que junto a la propia Sacyr y otras dos empresas (belga y panameña para más señas) conforman el GUPC (Grupo Unidos por el Canal), una especie de UTE, para entendernos, que fue el consorcio que se adjudicó la licitación de la obra, para seguir entendiéndonos.

Sacyr, como buena empresa constructora, cotizada y con vocación de multinacional, y que supongo que tendrá en plantilla una ratio de alrededor de 237,8 abogados por cada albañil, no ha hecho más que lo que se espera de una gran empresa constructora que se presenta a la licitación de una, no ya grande sino magna, obra de colosales dimensiones y de muy singular simbolismo a nivel mundial. Global, que se dice desde hace unos años.

Si pasamos de la dimensión global de la situación a otra más doméstica, en la que podamos utilizar un lenguaje más coloquial, el análisis de lo acontecido se nos simplificaría considerablemente.

Sacyr ha debido de "coger la obra" a unos precios más que ajustados, casi al borde de la "baja temeraria", me atrevería a aventurar; todo ello en la conocida estrategia patria que podríamos denominar de "con la obra en si perderé dinero, pero ya lo recuperaré con los modificados", que viene a ser algo así como que ya buscaré sobrecostes fundamentados en circunstancias sobrevenidas e imprevisibles en el proyecto original, con los que poder sacar adelante la obra con beneficios. 

Hasta ahora, por tanto, nada que no sea de sobra conocido en el ámbito de la obra pública española, donde es un secreto a voces que las "grandes" y/o singulares obras públicas acaban costando una cantidad bastante más alta de la inicialmente presupuestada, licitada y adjudicada (táchense las que no procedan), a causa, justamente, de los coloquialmente denominados "modificados".  

Los sobrecostes parece ser que están en el entorno de los 1.600 millones de dólares, sobre un presupuesto de adjudicación de sobre 3.000 millones. 

Poco más del 50% de incremento sobre el coste total de adjudicación. ¿Qué es eso, por favor?.... En los estándares españoles estaríamos hablando casi de una "ligera desviación". No sé a qué viene tanta alarma y tanto ruido. 

Igual que en la década de los ´50 y ´60, las multinacionales norteamericanas exportaban el "American Way of Live", medio siglo después los proyectos de multinacionales españolas pasean por el mundo el "Spanish Know How of Management in the Public Works". 

Para que luego digan que no exportamos innovación. 

La verdadera cuestión de fondo, en la que ningún sesudo analista ha reparado, es que, en palabras del propio presidente pañameño, cuando en 2009 se adjudica la obra, es el mismo presidente español, en carne mortal, quien le dijo personalmente que no había problema alguno y que su ejecución (la de la obra) contaba con toda su solidaridad (responsabilidad solidaria, supongo que le diría). 

Y ahí es donde radica la "nuclearidad" de todo el asunto, en que había que tenerlos cuadrados (otra aportación conceptual española) para, a la sazón, creer todavía en la palabra de Zapatero y su equipo (sic) económico. 

Tranquilos todos, que al final Sacyr y el resto de empresas que conforman el GUPC cobrarán los sobrecostes o serán "compensadas" por ellos, la cotización de Sacyr volverá a su nivel normal, el presidente pañameño no llegará a pisar suelo español (con el frío que hace ahora en Europa y lo bien que se debe de estar en Panamá) y Zapatero..... Zapatero seguirá contando nubes y no le cogerá el teléfono a su otrora homólogo.

Y si así no fuere, desde aquí propongo, humildemente, una posible salida al conflicto: Que Sacyr (GUPC) se olvide de los "modificados", reanude las obras y ya se le adjudicará la licitación de un faraónico aeropuerto, justo en el centro de la selva panameña, en la confluencia de "la nada" con "ningún sitio", por donde no pasa ninguna ruta aérea. Por ejemplo. Y es que sin imaginación no se resuelven los problemas. 

"Spanish Know How of Management in the Public Works", no se te olvide.

Ya otro día, si eso, explicaremos por qué la Aseguradora de la obra había de ser CESCE, más allá de truculentos enfoques conspiranoicos.

En la imagen, el autor del blog impartiendo, desde su más absoluta ignorancia, una ponencia sobre Licitaciones y Concursos Públicos.

2 comentarios:

  1. Los imprevistos en las obras que han sablado a los ciudadanos http://ow.ly/shiWe

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  2. La UE lanza una nueva norma para la concesión de proyectos públicos. http://ow.ly/sJ2eU

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