DEL DIRECTOR DE "COMPRA EN TU PUEBLO" Y LOS PRODUCTORES DE "CONSUME EN TU BARRIO" LLEGA AHORA "COMPRA EN LOS BAJOS COMERCIALES DE TU EDIFICIO".
Al sector del comercio tradicional de nuestro país le pasa como al teatro o al cine, que lleva en permanente crisis desde la más obscura noche de los tiempos.
Esta situación aflora o se "visualiza" con más intensidad en aquellos períodos a lo largo del año, pocos, durante los cuales el sector podría tomar un poco de oxígeno. Una suerte de enfermo crónico al que, de vez en cuando, los médicos le permiten, e incluso aconsejan, salir a tomar un poco de aire fresco al jardín del hospital.
En el caso del comercio tradicional es donde más claro se aprecia aquello que se dice de que crisis es cuando lo nuevo no ha acabado todavía de nacer y lo viejo no ha terminado aún de morir.
Durante el recién acabado período navideño, en el que el consumo y las compras se supone que aumentan exponencialmente en relación a cualquier otra época del año, rara ha sido la institución pública que no se ha puesto, de forma incondicional y a veces esperpéntica, a defender lo que se ha dado en llamar el comercio tradicional o de proximidad.
Así, presionados en gran parte por un colectivo de comerciantes azotado y desesperado por los pésimos resultados de los últimos ejercicios y condicionados por la brutal recesión económica en la que estamos inmersos (y en la que, por cierto, seguiremos estándolo; no se crean nada de luces al final de no se sabe muy bien qué túneles ni de 2014 año de la recuperación y mantras similares, inducidos por aprendices de trileros políticos. En Mayo hay elecciones al Parlamento europeo y hay que animar al personal a que acuda a votar. No hay más), los poderes públicos, especialmente locales, han entrado en una alocada carrera para comprobar quién es mas chauvinista, provincianamente xenófobo (lo que viene siendo cateto, para entendernos) en lo comercial y conceptualmente medieval en lo económico.
Rara ha sido la localidad, ya sea pueblo,ciudad, pedanía o capital de provincia, que no ha puesto en marcha, con mejor o peor fortuna en lo estético, campañas publicitarias y de "concienciación" del tipo de "Compra en tu pueblo y ayuda a los tuyos, mamón". Esta es la idea básica, independientemente de que el mensaje y los soportes utilizados hayan variado desde la engañosa sutileza y elegancia de lo subliminal hasta la cutrez más cerril y paleta. Desafortunadamente, ha primado más esta última línea de actuación.
Aparte de las patadas que se le han dado a la ciencia económica, en las teorías de David Ricardo sobre la ventaja comparativa y los beneficios del comercio entre regiones y países para el progreso económico general, tengo la absoluta certeza de que los responsables políticos de dichas campañas las han llevado a cabo desde el conocimiento de que no iban a servir para nada (lo contrario sería más inquietante, ya que no sé muy bien que es peor, si un gobernante malvado o uno ignorante).
Lo único cierto es que durante las fiestas navideñas, los grandes centros comerciales donde se ubican las grandes superficies han estado abarrotados de consumidores, los accesos rodados a los mismos se han colapsado con colas kilométricas de vehículos mientras que conseguir aparcar en las inmediaciones de los mismos se convertía en una hercúlea tarea.
¿El pequeño comercio tradicional de los pueblos y ciudades?, pues como siempre.... A pesar de los enormes desembolsos publicitarios llevados a cabo desde los distintos consistorios. Es decir, a pesar de las burdas maniobras de clientelismo electoral perpetradas, jugando con las vanas expectativas de un colectivo ya de por si bastante esquilmado y que no se merecía una burla como esta.
Y es que todo es mucho más sencillo. Tan sencillo como que el pequeño comercio tradicional ha de reinventarse de forma urgente e inexorable.
Tan sencillo como que debe ser C-O-M-P-E-T-I-T-I-V-O.
Y para ser competitivo hay que comenzar haciendo caso a Einstein cuando decía aquello de "no esperes resultados diferentes si siempre haces lo mismo".
Y, sobre todo, para ser competitivo se ha de tener una estrategia. Clara, a ser posible.
Y escasas estrategias existen más allá de (a saber): ser competitivos en costes (algo que le está vedado al sector por razones obvias, economías de escala inalcanzables, etc.), ser competitivos en calidad (podría ser, pero en épocas de recesión los consumidores tienden a primar más el precio sobre la calidad), ser competitivos en especialización (aquí tienen un gran campo de actuación sobre el que trabajar) y, en general, ser competitivos por el caracterizable hecho de ser DIFERENTES.
Es en este punto donde está casi todo por hacer y en torno al que debiera dirigir sus reflexiones el sector en cuestión.
Porque por mucho que se "balicen" los centros de las ciudades con unos minimonolitos en los que se diga "Centro Comercial Abierto" (abierto y vacío de contenido, habría que decir en la mayoría de ocasiones) y por muchas campañas institucionales que se hagan, existen unos principios insoslayables que se pueden resumir en que no se puede obligar al consumidor a comprar y consumir allí donde los poderes públicos o determinados colectivos sectoriales deseen (excepción hecha de los monopolios y oligopolios, en el mundo civilizado, y de Corea del Norte, Cuba y Venezuela en los paraísos socialistas).
Es lo que se conoce técnicamente con la sofisticada frase de "Yo con mi dinero compro donde me
Y esta es la situación que hay. Así de claro, dicho sea de paso.
Ya en otro post, si eso, dado que este tema da para mucho, aportaremos algunas sugerencias y reflexiones para revitalizar el sector. Siempre desde la más absoluta ignorancia, por supuesto, como ya viene siendo "marca de la casa". ;-)
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